Tips para clientes | ¿Qué se puede pedir a un ilustrador y qué no? 5 tipos de encargos que no deberías de hacer a un ilustrador o diseñador freelance.


¡Hola a todos! Estimados visitantes y queridos recién llegados.
El pasado miércoles os facilité unos cuantos consejos a modo de orientación a la hora de hacer encargos a ilustradores freelance, hoy me gustaría tratar algunos tipos de encargos problemáticos que se solicitan con mayor frecuencia para daros algunas recomendaciones. Voy a basarme en mi experiencia personal contrastada con otros compañeros del gremio.
Paso a contaros algunas de las peticiones (todas reales) que recibimos más a menudo y, en caso de que haya una alternativa, os contaré el modo más apropiado de encargar lo que se pide:

1. Diseños que se asemejan a otros diseños:
¿Puedes dibujar como el ilustrador (x) que me gusta muchísimo? O ¿Puedes poner esto que vi en la campaña de (x) marca?

Para dibujar o crear como el ilustrador que estás pidiendo ya está ese ilustrador. Si contactas con un/a profesional se da por supuesto que  quieres algo de él/ella, no una versión barata de (x).
Está bien dar referencias de lo que te gusta para que el profesional entienda lo que le pides, una referencia es un punto de partida y eso no está mal para tenerlo en cuenta, pero no es apropiado plagiar un estilo o copiar campañas de otras marcas; además, cuando el producto por el que has pagado saliese a la luz, tu empresa perdería identidad propia, y no nos interesa ir pareciendo “la versión cutre de” después de haber gastado un dinero en un diseño para nuestro negocio, ¿verdad?
Especifica algo bueno del referente que te gusta para que el creador haga una reinterpretación con su propio estilo y personalidad.

2. Versionar fotografías/imágenes existentes:
¿Puedes dibujarme ésta foto que vi en internet (cuyos derechos de explotación no me pertenecen) para mi empresa/negocio?

¡No, no debo! Aunque sea para hacer un dibujo, esa foto esconde un trabajo de ideas, composición, iluminación y otros valores que ha aportado su autor/a y no está bien emplear material de otras personas para lucrarnos sin su consentimiento, al hacerlo estaríamos infringiendo los derechos de autor de esa imagen. Una alternativa muy válida sería que las fotos fuesen tuyas, tomadas por ti y basadas en tus propias ideas, o bien compradas a otro profesional (si acepta) informándole previamente de lo que quieres hacer con las imágenes.

3. Modificaciones sobre diseños existentes:
Te paso éste logo en formato .jpg (de otra empresa) para que me lo vectorices y luego le cambias las letras, ¿vale?

Una vez más, no. Al alterar un original que no nos pertenece, nos estaríamos saltando las leyes.

4. Usos de material sin licencia
Caso 1: Tengo éstas imágenes (cuyos derechos no me pertenecen), móntame un cartel/portada/diseño y le pones ésta frase tan chula que he visto en internet.
Caso 2: Oye, ¿tú sabrías quitarle las letras a ésta foto y luego me la pasas para ponerla en mi web?

En ambos casos reincide el mismo problema, si las imágenes no te pertenecen o no son libres de derechos, se consideran violaciones de copyright.
Copyright es el término inglés que se usa para identificar los “Derechos de Copia” o “Derechos de autor”

5. Usar los diseños en otros proyectos o con usos no acordados con el diseñador/ilustrador:
Imagina que encargas una lámina que te gusta mucho y dices que es para enmarcarla y colgarla en tu casa. Luego un día decides hacer merchandising, se entera el ilustrador/a, pilla un cabreo monumental y te acaba denunciando para que le indemnices. ¿Qué ha pasado?
Éste caso se repite bastante a menudo, bien por desconocimiento del cliente, o bien es consentido por la falta de experiencia y formación legal del ilustrador o diseñador implicado.
Si el autor/a de los diseños no te da su consentimiento explícito mediante un acuerdo por escrito no puedes emplear esas imágenes para otra cosa diferente a la que acordasteis en un principio. Cuando encargas una lámina, estás pagando por tu derecho de poseer la reproducción de una lámina del ilustrador que te gusta, pero los derechos de explotación siguen siendo del artista. En el caso de que estés comprando una obra original y única, estarás pagando para poder tenerla en tu casa, pero eso no te da el derecho de hacer reproducciones y lucrarte con el trabajo del creador sin su consentimiento.


Si aún sigues pensando: ¡Pero si he visto a otros que sí lo hacen y no les ha pasado nada! ¿por qué tú no?
Por tu bien, por el bien de tu marca y por ética profesional.
Cuando contactes o escribas para hacer un encargo, la intención de un/a profesional de verdad será ofrecerte material de calidad, un diseño exclusivo, algo de primera mano. Imagina que vas a una cafetería y te ofrecen un café relleno a base de restos de las tazas que otros clientes dejaron en otras mesas al marcharse. Huele a café, sabe a café, incluso podría pasar por un café de primera mano para alguien que no haya visto su origen, ¿cierto? Por un lado, si aceptases ese café estarías poniendo en riesgo tu salud, y por el otro, si las cafeterías tomasen éste tipo de actitudes pondrían en peligro su propio establecimiento y las autoridades sanitarias intervendrían, lo cerrarían y llevarían al propietario ante los tribunales.
Algo similar sucede a la hora de hacer encargos que impliquen malas prácticas por parte del profesional que diseñe o ilustre, la salud de la marca del cliente peligra, ya que si se descubre una explotación no autorizada te pueden sancionar por violar los derechos de autor o copyright, y acabar pagando un precio mucho mayor que si hubieses encargado un diseño de calidad por un poco más de dinero. El diseñador o ilustrador que lo haga también está arriesgando su propio negocio y perjudicándose a sí mismo, ya que si es un profesional responsable debería estar suficientemente informado para renunciar a dichos encargos y asesorar al cliente ofreciendo la mejor opción para evitar acabar ante los tribunales.

Es responsabilidad de todos evitar éste tipo de prácticas que no nos hacen bien a nadie.

Espero que mi post os sea de utilidad. Si tenéis alguna sugerencia o alguna crítica constructiva que hacer estoy a vuestra disposición.
¡Un beso! Muchas gracias por leer mis letras 🙂

Eve Mae.

Tips para clientes | 5 claves a tener en cuenta para hacer un encargo a un ilustrador freelance.

¡Hola, querido lector/a!
¿Quieres pedir a un ilustrador/a freelance que trabaje para ti y no sabes muy bien cómo hacerlo o desconfías de que salga corriendo con tu dinero?
Me llamo Eve Mae, soy ilustradora y dibujante de cómics y, desde mi experiencia, me gustaría ayudarte a aclarar algunas dudas a través de éste post para evitar que te lleves un disgusto cuando decidas hacer un encargo a un ilustrador/a freelance.

Como para todo en ésta vida, la comunicación es súper importante, por lo tanto será imprescindible entablar una conversación con el/la profesional para que ambos lleguéis a un acuerdo. Paso a contarte las 5 claves que deberás tener en cuenta a la hora de hacer tu encargo.

  1. Busca referencias del trabajo del artista.
    Ojea sus redes sociales, visita su portfolio on-line para ver si su estilo encaja con lo que andas buscando e infórmate sobre lo que ha hecho. En algunos perfiles podrás encontrar valoraciones de clientes que dejarán entrever si es un profesional de confianza.
  2. Contacta con él o ella.
    Si te transmite confianza y te gusta su trabajo no tengas miedo de escribirle un e-mail para contarle brevemente lo que andas buscando y por qué piensas que su trabajo encaja con tu proyecto o encargo. Si contesta y se interesa pasa al punto tres y extiéndete con la explicación del proyecto.
  3. Pregunta dudas y pídele presupuesto.
    Estoy segura de que ya sabes que éste tipo de encargos valen dinero, por lo que vamos a obviar la parte en que comento que el trabajo del artista no se hace gratis y saco las antorchas y tal. Ahora bien, reflexionemos un momento: ¿Cuánto estás dispuesto/a a invertir? Ok, no lo digas, guarda esa cantidad en tu mente y pregúntale cuánto cobra por el servicio. No le digas lo que tiene que cobrarte a no ser que te parezca justo pagarle más y por Dios, no le regatees el precio. Si te dice un precio y está fuera de tu alcance en ese momento, siempre puedes posponer el encargo o consultar a otro profesional, con decir que no te lo puedes permitir y dar las gracias será suficiente. Si trabajas en una organización pero andas corto de presupuesto y ves algún modo de generar beneficios al artista mediante un intercambio de servicios con un plus económico o una compensación material estará bien que preguntes al ilustrador/a si está abierto a llegar a un acuerdo. Si no acepta las condiciones no insistas ni discutas, tú eres libre de preguntar y él o ella será libre de declinar si no le parecen unas condiciones oportunas.
  4. Procura cerrar el acuerdo por escrito.
    Si el ilustrador/a acepta y es un profesional en activo es probable que te pida un tanto por adelantado para formalizar el encargo. Para que ambos estéis seguros será bueno que hagáis un acuerdo por escrito (un intercambio de e-mails puede valer) fijando la fecha de entrega, enumerando los detalles del briefing y los modos de pago y cobro. (El briefing es un informe técnico donde se recopilan todos los detalles del encargo y las condiciones habladas entre cliente e ilustrador)
  5. “Hemos acabado y no me gusta el trabajo que me ha hecho”.
    Como decían nuestras abuelas: Vale más prevenir que curar.
    Te cuento lo que hay que hacer para prevenir ésta situación:
    Para evitar sorpresas de éste tipo pregunta desde un principio al artista qué información necesita, si cobra por las modificaciones y cuántos bocetos o pruebas cubren el presupuesto que habéis acordado. La búsqueda inicial del portfolio o de pruebas que guarden similitud con el trabajo que precisas que te haga el ilustrador sirve para que ésta desagradable situación se dé el mínimo de veces posible, ya que esto sucede cuando la comunicación entre ambos no funciona o cuando vas buscando un estilo que no encaja con el/la artista. Si es posible pide al ilustrador/a que te muestre los bocetos previos para ajustar la idea a lo que necesitas, y si no sabes explicar tu idea con palabras busca imágenes de calidad que hablen por ti, referencias sin pixelar que se aproximen el máximo posible a la idea que tienes en mente. (Ten en cuenta que tendrás que respetar el estilo del artista, las referencias son solo un punto de partida.)
    Si el error ha sido tuyo por un despiste o te has dado cuenta de que querías algo y no avisaste hasta que has visto el trabajo acabado tendrás que acordar con el profesional una serie de retoques que se sumarán al presupuesto inicial (a no ser que hayáis acordado otra cosa). En cambio, si el trabajo está acabado y ha sido fallo del ilustrador/a porque se equivocó al ejecutar el encargo (puede pasar que se confunda con el color o con algún detalle que pediste), éste deberá corregir lo que sea preciso y hacer los retoques oportunos para satisfacer el encargo dentro de las condiciones acordadas.

 

Bonus tip:
El post que viene os daré nuevas pistas para que aprendamos a distinguir lo que se puede pedir a un ilustrador y lo que no.

Si te quedan dudas o crees que hay alguna cosa que se puede mejorar en éste artículo escríbeme a través de mis redes sociales o por correo electrónico, las críticas constructivas serán bienvenidas y aplicadas. 🙂

¡Nos leemos el próximo sábado!
Un beso,
Eve Mae.

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